martes, 13 de marzo de 2018

"El Gigante"


Mis Gigantes

¿No es cierto que todos tenemos en común un mismo sentimiento ante los Gigantes y este es:
"El Miedo"?

¿Recuerdas la Historia de David y Goliat? 
Goliat era un paladín de los filisteos de unos 3 metros de altura. Durante muchos días desafió al ejército israelita hasta hundirlos en la turbación y el miedo.
"Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.
Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo." 
(1ª de Samuel 17: 10 - 11)

El miedo es un sentimiento muy común en todos los seres humanos. En su justa medida no es malo, nos ayuda a guardarnos, "El miedo guarda la viña". Pero, si este pasa a ser un problema personal provocando en nosotros inseguridad, eso ya es otra cosa. Este tipo de miedo suele causarlo algún gigante que en su momento no se afrontó. Un Goliat que nos desafió, o peor aún, que sigue haciéndolo e incluso, su fantasma nos persigue toda la vida para intentar hundirnos en el temor y la turbación. 

Hace algunos años una película  (estoy segura que muchos habéis visto) logró emocionarme en gran manera. Esta se titula "Forrest Gump". Se trataba de un niño diferente a los demás, el cual sufría acoso por parte de los otros niños.  Su determinación ante los problemas que le ocasionaban fue: "correr".
Al principio, vi el correr como una buena opción que además inculqué a mis propios hijos. Sin embargo, con los años pude darme cuenta que de los problemas no hay que correr, ni huir, más bien todo lo contrario, hay que enfrentarlos. Si no les plantamos cara, surgirán nuevos Gigantes que nos oprimirán para siempre,  así que...
¡Toca enfrentarse! ¡Toca pelear! ¡No hay otra solución!

David era pastor y el más joven de su casa. Sus hermanos mayores se habían alistado en el ejército de Saúl. Este joven pastor fue enviado, por Elí su padre, al campo de batalla para llevar comida a sus hermanos y supervisar que estaban bien. David al llegar donde se encontraban y ver la situación, decidió pelear contra aquel que se había atrevido humillar a su pueblo: 
"Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.
(1ª de Samuel 17: 32)

Desafía a tu Goliat así como este joven pastor lo hizo. Combate contra tu Goliat con la fe, con la esperanza en ese Señor y Dios que al igual que libró a David en tantas ocasiones, lo hará también contigo.
"El Señor, que me ha librado de las garras del león y del oso, también me librará de las manos de este filisteo (Gigante). Entonces Saúl le dijo:
—Anda, pues, y que el Señor te acompañe." 
(1ª de Samuel 17: 37)

Podemos dar vueltas y rodeos, pero realmente, ¿quién nos ayudará como el Creador a enfrentar cualquier situación, problema, o Gigante  pasado, presente o futuro?

María Soraya